PUERTO RICO. LA MÁSCARA MUEVE EL CUERPO
Por Rosalina Perales
Universidad de Puerto Rico
Con la década de los noventa llegó a Puerto Rico una polifacética neozelandesa cuyo trabajo ha creado toda una nueva generación abocada a la magia de las máscaras y movida de un profundo interés en la confección y manejo de este ancestral instrumento teatral. Deborah Hunt, actriz, bailarina, mascarera, directora, productora y maestra, con más de treinta y cinco años de experiencia en estas lides, se inició en el teatro desde muy joven. Estudió el método de Le Coq, luego, contorsionismo - que le ofreció la experiencia del circo -, marionetas - las que confecciona y maneja - y teatro de calle. A estas experiencias añade el cabaret y el cine. Con tan sólido bagaje inicia un periplo por el mundo, transitando por diferentes grupos teatrales. En su peregrinaje, ha pertenecido a una gran variedad de conjuntos teatrales y ha fundado otros en Europa, Estados Unidos y, ahora, Puerto Rico.
Hunt viajó extensamente por Nueva Zelanda (1975-1984) con el grupo de teatro vanguardista Red Mole Enterprises. Se presentaron en México y luego anclaron en Nueva York, donde llegaron a tener un teatro en el área de Broadway, cerrado a instancias de la Mafia neoyorquina, luego de cinco años. Viajan entonces a Londres y luego de las presentaciones pautadas regresan a Estados Unidos a hacer una gira por todo el país. Una estadía en Nuevo México le permite fundar el grupo de teatro popular Topo Rojo. Esta compañía trabajaba con comunidades indígenas, en favor de los derechos s humanos y civiles de sus miembros. De allí viajaron a México, donde hicieron presentaciones en las calles de la Capital Federal. La organización teatral mexicana CLETA les organizó una gira por el país que los llevó a un recorrido de nueve meses. El Salvador y Nicaragua ampliaron su trashumancia antes de arribar a Puerto Rico. Invitada por la teatrista Teresa Marichal, Hunt se estrena en la Isla con teatro de calle. Con "El cuento de Juan", participa de las actividades de calle organizadas por Marichal; se enamora de la Isla y aquí permanece hasta hoy.
A su llegada, Hunt trabajó en las calles del Viejo San Juan, hasta que la policía la detiene por carecer de permisos para trabajar en el país. Inicia, entonces, una década de incesante actividad artística y docente que muestra una habilidad camaleónica en el teatro. Hace marionetas de sombras para niños, teatro de calle, talleres de máscaras y, con mucho éxito, performance de vitrina (especialmente en 1997) que continuamente tuvo que repetir. Estos eventos de vitrina, que a veces duraban tres o cuatro horas, se hicieron como respuesta a la imposibilidad de trabajar en las calles de Puerto Rico sin los permisos adecuados, amén de los seguros de responsabilidad pública. "En otras palabras", nos dice Deborah, "las calles de Puerto Rico no pertenecen a la gente de Puerto Rico." Para hacer sus performances en vitrinas solo necesitaba el apoyo del dueño de la tienda. El público podía parar y ver lo que ocurría en la a vitrina, sin la intervención de las autoridades. Por eso las prefirió.
Es en estos años que su labor docente en los talleres de máscaras, cuerpo, marionetas e imaginación levantan un revuelo en el mundo teatral del país, especialmente entre los grupos de danza y los grupos alternativos jóvenes. Una gran cantidad de jóvenes acuden a aprender cómo confeccionar máscaras y marionetas, y, más allá, cómo utilizarlas con imaginación para llegar a hacer un teatro diferente, de gran calidad. Hunt enseña que hay que comenzar con la confección de máscaras básicas, neutras, a las que hay que ir añadiendo expresión. Mientras se evoluciona en los rasgos de expresión o los accesorios que se les añade, como pelo o algún sombrero, el actor-mascarero debe ir probando la máscara, la cual va adquiriendo vida una vez se une a su cuerpo. Para Hunt, "la máscara hace el cuerpo; lo mueve". Es una especie de rito primitivo, ancestral, en el que el cuerpo comienza a moverse automáticamente, mágicamente, desde la máscara, en un movimiento de arriba hacia abajo. "Con una máscara neutra usted no puede saltar", nos comenta. El cuerpo no genera ningún movimiento. Sólo se destruye lo que somos o lo que creemos que somos. Con una máscara de niña, en cambio, el cuerpo se anima, y se mueve; se alegra y se dinamiza. Si, en cambio, la máscara es de viejo, el cuerpo cae y se hace pesado, lento, automáticamente. "Otro movimiento", agrega ella, "no saldría espontáneamente de esa máscara". (DH, en conferencia.)
Para preparar el teatro de máscaras, Deborah Hunt realiza talleres por un largo período de tiempo, desde los cuales se prepara el concepto, el tipo de máscara, los materiales. Luego se pasa a la confección de la máscara y a la historia que surge desde el cuerpo del actor, del que se apropia la máscara, ya terminada. Unos accesorios y utilería, mínimos, contribuyen a la creación de la historia. La extensión de la pieza, lo mismo que la utilería y la escenografía (también mínima), dependen del espacio donde se vaya a presentar: la calle o una sala. Hunt estimula el uso de marionetas en su teatro; el cuerpo del actor, por su parte, es como otra marioneta que cobra vida desde la máscara. En sus talleres, la creadora enseña también elementos circenses y sombras chinescas. Las marionetas de sombras las aprovecha, no solo para el teatro de niños, sino para el de adultos, que ella misma prepara, sobre todo, cuando presenta teatro de sala. La danza (oriental y moderna), la música - exótica, siempre diferente -, los vestuarios que complementan las máscaras - túnicas, trajes neutros, pantalones de corte oriental -, acompañados de pañuelos, bufandas, o sombreros polimórficos - casi siempre en combinaciones de negro con ocres y marrones -, completan el original mundo que desarrolla Hunt en cada una de sus piezas.
Dinámica activista civil y social, Hunt presenta en sus trabajos contenidos profundos en los que hay pocas palabras - a veces extrañas -, ya que el cuerpo y la máscara son los que se encargan de contar. La mujer y sus malabares vitales a través de las distintas culturas, el medio ambiente, los mitos - locales y universales -, las fábulas de animales inteligentes, el poder, la desigualdad y la injusticia, pero también, la alegría de vivir, son algunos de sus más frecuentes ejes de teatralización. La sorpresa suele ser una de las armas del teatro de Hunt, la cual puede ir desde el minimalismo ridículo o paradigmático, hasta la exageración desaforada o las más cruenta desconstrucción.
La ironía y la figuración poética y sensorial son la clave de su silencioso decir. El juego con el público, desde moverlos en el espacio, hasta la participación más directa del contacto corporal con la escenografía, la utilería, las máscaras o el mismo actor, también añade sorpresa a sus presentaciones. Un ejemplo de los montajes de Deborah Hunt más vistos es "Cloche y el cuervo".
En el 2000 Hunt funda su compañía Maskhunt, para presentar montajes originales de teatro experimental de máscaras. Desde 1999 la compañía se había registrado oficialmente para poder recibir ayuda económica del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Ese año asiste al Festival del Proyecto Magdalena en Nueva Zelanda. Este viaje la une a una red de mujeres teatristas, contemporáneas, que a partir de 1986 presenta festivales, encuentros y simposios en distintas partes del mundo, contacto que se ha convertido para Hunt en el más importante espacio internacional donde exhibir sus trabajos, a la vez que en fuente de apoyo y divulgación.
Desde la compañía Maskhunt, Hunt trabaja también talleres, máscaras, marionetas para niños y adultos, así como la preparación de obras (unipersonales de máscaras, etc.) que presenta en salas, calles, comunidades, escuelas, universidades, y en el extranjero. Se dedica fundamentalmente a organizar laboratorios intensivos en los que ofrece "adiestramiento y talleres profesionales en la construcción y utilización de máscaras, títeres y sombras chinescas". El mismo año del nacimiento de su compañía, Hunt ayuda a fundar el espacio Teatro Estudio Yerbabruja, con el vanguardista grupo teatral Yerbabruja, en este momento inactivo. El espacio continúa funcionando bajo la administración de Hunt, quien les alquila un área para su taller de trabajo y sus cursos, además de la sala para la presentación de sus piezas. Funge también como administradora del espacio, en el que se presentan trabajos de jóvenes y artistas vanguardistas, además de la Mixta con Todos, un evento-maratón de performances que incluye a Maskhunt, el grupo Yerbabruja y artistas diversos. Allí también se celebra el Festival de la Máscara Teatral, desde el 2000, del que se han celebrado dos ediciones, la segunda en 2004. Maskhunt también publica manuales y material visual relacionado con los talleres y performances que realizan y en los que se recogen las técnicas de trabajo adquiridas en sus treinta y cinco años de experiencia, y promueve el desarrollo de una red de mascareros y artistas de performance experimental.
Como maestra, en sus talleres Hunt enseña a hacer máscaras, títeres de guante, marionetas de todo tipo, sombras chinescas, zancos y adiestramientos en el uso de las máscaras teatrales. Como directora, produce espectáculos experimentales, regularmente breves, en los que expresa todo lo que enseña, y estas producciones las presenta en Puerto Rico, Estados Unidos, Europa y Oceanía. Ejemplos de producciones artísticas que figuran de modo sobresaliente en su historial son "Touching the Earth" (Tocando la tierra), "Cabaret Paris Spleen", "Soledad", "Pandora despierta en el jardín", "No soy un cuerpo", "Los nuevos maromeros", "Más caras con máscaras", "Burka", "Arquearse", "Ubú errante" y "Anatomía del vuelo".
Hunt ha sido invitada a los más prestigiosos festivales, congresos y escuelas teatrales del mundo a presentar sus trabajos experimentales con máscaras y a ofrecer talleres, entre ellos, el Odin Teatret, de Dinamarca, que dirige el prestigioso director y teórico teatral, Eugenio Barba. En este momento prepara un extenso taller (nueve meses) en torno a la figura de Punch, descendiente del Pulcinello (Polichinela) de la commedia dell'arte italiana.
LA INFORMACIÓN PARA ESTE TRABAJO SE HA TOMADO DE UNA CONFERENCIA, OFRECIDA POR DEBORAH HUNT, ASÍ COMO DE UNA ENTREVISTA QUE SOSTUVO CON LA AUTORA DE ESTE TRABAJO. COMO APÉNDICE INCLUIMOS UN TRABAJO QUE LE SIRVIÓ DE GUÍA A HUNT PARA UNA CONFERENCIA RECIENTE.
APÉNDICE
LA MÁSCARA TEATRAL *
El uso de máscaras por el ser humano ocurrió antes que el cultivo de la tierra y antes del uso de los metales. Su historia es larga y su manifestación cultural mundial es inmensa. No pretendo ofrecer una historia de las máscaras aquí, sino concentrarme en su utilización teatral, particularmente en la manera en que las utilizo en mis obras.
La máscara es un objeto que cobra vida y cambia su expresión por medio del cuerpo y la mente del actor. Como mascarera, mi trabajo tiene dos ramas: la construcción de las máscaras y el entrenamiento y la experimentación físico-mental. En términos del entrenamiento utilizo un equipo de máscaras codificado en gran medida por el trabajo de Jacques Le Coq. A través de los años he creado un estilo propio, pero regreso siempre a unos principios básicos que me permiten explorar y construir mis obras teatrales.
En nuestras vidas hacemos casi todo con una energía cotidiana que tiende a ser llana. Para el trabajo con las máscaras debemos transformar esta energía en algo vibrante; en una fuerza que permita que las máscaras cobren vida.
Empiezo por el cuerpo; aislando diferentes partes y sorprendiéndome con combinaciones de oposiciones diversas y, así, despertando el cuerpo.
[Hay varios tipos de máscaras para trabajar.] La máscara neutral se propone destruir todo lo que pensamos que somos. Está viva y dispuesta. Nunca juzga, y vive en el momento presente. No tiene compasión cuando indaga y revela lo que no funciona. Es implacable al exponer la personalidad del actor, la historia de los pensamientos repetidos, los manierismos y los gestos que pulimos diariamente, convencidos de que lo que hacemos vale la pena. Revela los gestos parasitarios que perpetuamos y los expulsa del cuerpo, el que entonces se convierte en una "paleta" neutral y energizada.
[La segunda máscara sería la amorfa.] La máscara amorfa tiene una forma exagerada. Es simple en su fisonomía, pero hay algo en ella casi animal. Comienzo a trabajar con el cuerpo de manera exagerada e imagino escenarios y situaciones que no necesariamente tienen nada que ver con mi vida diaria.
La [tercera] máscara, la expresiva, siente. Su cara está fija en una mueca: una emoción congelada. El cuerpo responde y crea una forma física para esta emoción. La mente salta a la emoción opuesta y el cuerpo la sigue creando otro molde o una forma diferente. Así sale la contramáscara. Vemos la tristeza de la cara feliz; la inocencia de la cara maligna; la seguridad del sorprendido; la claridad de la confusión.
Desde aquí podemos comenzar a construir ambientes, historias, situaciones, conflictos: a veces muy figurativos en tiempo y espacio; y en otros momentos, muy abstractos. Cada máscara nueva trae un misterio y un reto. Lo importante es la vida de la máscara; que el público no vea un objeto, sino que crea por un momento en el ser que se presenta y entre en su mundo de posibilidades ilimitadas.
DEBORAH HUNT
Directora de Maskhunt
* Este escrito es resultado de la introducción al taller que presentó la señora Deborah Hunt a un público ecléctico, en el II Simposio de Educación Teatral: Métodos, Políticas Teatrales, Estéticas, el 24 de febrero de 2006. He editado el trabajo con autorización de la Sra. Hunt, cuyo idioma vernáculo es el inglés.
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