URUGUAY. BALANCE 2004: ESA CALMA QUE ANUNCIA TORMENTA
Por Lucía Masci
Un punto de inflexión, este año que se va parece
haber sido -al menos en lo que refiere a las producciones artísticas-
una bisagra, un intervalo destinado a la espera. Signado por el
proceso electoral y la acumulación de expectativas en ese
sentido en todos los ámbitos, el 2004 trajo consigo, tal
vez por eso, una de las temporadas más flojas de los últimos
tiempos, como si el teatro hubiese cedido a la teatralidad del mayor
espectáculo del año (las elecciones). Aunque parezca
paradójico, pese a la profunda crisis económica que
pautó el año como saldo del gobierno que se despide,
la enorme cantidad de espectáculos estrenados mostró
una fuerte voluntad de trabajo y una necesidad del teatro de permanecer
-como en toda época de crisis- vivo y presente, en tanto
espacio de resistencia cultural. El público respondió,
también, llenando las salas. Sin embargo, en cuanto a los
contenidos y las formas de las propuestas, sólo algunas lograron
interés y calidad. Los espectáculos de riesgo, por
su parte, pueden contarse con los dedos de una mano. No obstante,
pese a la ausencia de indagación y a la apatía que
percibimos al hacer un recorrido general por los espectáculos
del año, algunas de las propuestas más destacadas
del 2004 hacen pensar que se trataría más de esa calma
que precede y anuncia la tormenta, que de la consolidación
de la chatura como marca dominante del teatro nacional. Algunas
de ellas abrieron paso a la afirmación de nuevas figuras,
así como a la indagación frente al público
(la más fructífera) de las generaciones más
jóvenes.
SEMLLEROS
En este sentido, importa consignar la actitud del Teatro Circular,
institución que en el marco de los festejos de su medio siglo
de existencia, apostó en este 2004 al recambio generacional,
y acertó. El fenómeno producido por la aparición
de nuevas escrituras y estéticas, que comenzó con
el estreno de "Pabellón" de Álvaro Dell'
Acqua y se consolidó con "Las buenas muertes" y
"Mi muñequita" de Gabriel Calderón -quien
se convirtió en la figura del año-, incluyó
también el debut de Daniel Torres y Agustín Camacho
como directores de "Frida", pieza protagonizada por la
boliviana Paula López. El fenómeno fue matizado con
una de las propuestas claves de la temporada: "Frozen"
de Bryony Lavery, dirigida por Mario Ferreira y excelentemente actuada
por el trío Musto-Troncoso-Mendive. Pero otros jóvenes
autores irrumpieron también en el circuito teatral profesional.
Es el caso de Gustavo Bouzas con "HDP" que, dirigida por
Saraví, tomó como materia las problemáticas
hasta ahora silenciadas de ciertos sectores de la juventud montevideana,
o el de Pablo Albertoni con "Dínamo", Angie Oña
con "El auto feo", o "Las flores de Mozart"
con "Mozo, hay una estación de servicio en mi sopa",
por nombrar sólo a algunos de los jóvenes que se presentan
como un atisbo de recambio, más allá de las diferencias
que presentan sus trabajos en cuanto a tipos de búsqueda
y niveles de resolución dramática. Asimismo, se percibió
la emergencia en algunos casos y la consolidación en otros,
de nuevos profesionales de la escena que refrescaron con su juventud
el medio teatral. Algunos de ellos, las actrices Estefanía
Acosta y Cecilia Sánchez, el actor Sergio Gorfain, el diseñador
Sebastián Santana, la vestuarista Ana González, o
el grupo Bosquimanos Koryak. De la Movida joven, volvió a
resaltar de manera notoria la excelente compañía Pachachos,
dirigida por Ramiro Perdomo.
RECAMBIO EN LA EMAD
Otro cambio generacional, aunque en otra línea, fue la
designación de Mariana Percovich como nueva directora de
la EMAD, luego del cese de funciones de Ruben Yánez. Las
expectativas en este sentido son altas, en tanto el proyecto de
la flamante directora atiende a una formación más
integral de los nuevos artistas nacionales a partir de la creación
de intercambios y de un sistema de créditos académicos.
Se considerará, al mismo tiempo, la inserción laboral
de los mismos, así como una formación permanente a
través de cursos de postgrado.
EL NUEVO SOLÍS
Sin duda, uno de los hechos más relevantes del año
fue la ansiada reapertura del Teatro Solís, que se concretó
finalmente, luego de prolongadas dudas políticas, hace apenas
unos meses. Aún en etapa de transición, la reapertura
no estuvo exenta de polémicas en torno al diseño arquitectónico,
o al propio destino artístico e institucional de la que fuera
la casa de la Comedia Nacional, la EMAD y la Filarmónica.
Hasta ahora confuso en cuanto a la relación entre arte y
merchandising, el proyecto evoluciona en cuanto a su programación
en una dirección similar a la de la Sala Zitarrosa, convirtiendo
prácticamente a sus elencos "residentes" (Filarmónica
y Comedia Nacional) en "invitados" dentro de una gama
múltiple y variada de espectáculos en su mayoría
musicales. Por otra parte, si el Solís es el lugar adecuado
para la presentación de espectáculos como el de los
argentinos Alejandro Dolina o Kevin Johansen, es un punto que apenas
comienza a discutirse. En este contexto, La Comedia Nacional regresa
a su teatro con el controvertido estreno de "Las mil y una
noches", proyecto armado y ensayado fuera del Solís,
y que demandó una presentación en dos extensas partes.
Una temporada plena de altibajos en la que predominó el tiempo
de ensayos sobre la presencia en escena, la temporada "Atahualpa
del Cioppo" del elenco oficial que concluyó con la vuelta
a casa, comenzó con el éxito de "Las cosas que
hacemos por amor" y tuvo sus puntos altos -por el interés
de su temática y su resolución escénica- en
dos espectáculos fugaces como "Caníbales"
y "Mujeres". Se preservó sin embargo la presencia
en cartel de "Damas y caballeros", a nuestro juicio la
propuesta más floja e irrelevante de las cuatro que presentara
este año la Comedia Nacional.
VUELTA A LOS ORÍGENES
La Institución teatral El Galpón, por su parte,
apuntó luego de una cierta deriva, a la recuperación
de sus fuentes y referencias identitarias. El estreno de "Galileo
Galilei" de Brecht y, en otra línea, el de "Vacas
Gordas" de Estela Golovchenco, resaltaron como marca del acercamiento
de la institución a su público natural y a la profundidad
de las temáticas abordadas, entre otras propuestas de menor
trascendencia. Importa, asimismo, destacar la apuesta a la joven
artista Angie Oña, quien repuso en la Sala Cero "El
auto feo", que ya hubiese presentado en el Teatro Abierto de
la calle Vázquez. Por otra parte, la sala 18 de El Galpón
sirvió nuevamente de escenario a la Movida Joven de este
año, que contó con una enorme afluencia de público.
ALTERNATIVOS
Los espacios no convencionales casi se redujeron a la experiencia
de Viene, en AFE, y no proliferaron. Al mismo tiempo, se percibió
la ausencia de espacios como el Mincho o el surgimiento de ámbitos
nuevos como ocurriera con la Usina 5 hace dos años. Surgió
el espacio La Morena, casa de la directora Marianella Morena que
sirvió para la puesta de "Juan no María",
interesante muestra de fin de año de la escuela Anglo-Ombú,
y que parece perfilarse como uno de los espectáculos para
el año próximo.
AUTORES NACIONALES
En cuanto a la selección de textos, se percibió
este año -a diferencia de los anteriores- una clara y fuerte
presencia de autores nacionales. En algunos casos por elección,
y en otros por la propia crisis, que limitó las posibilidades
de pagar los derechos para la presentación de textos de autores
extranjeros, lo cierto es que la dramaturgia nacional fue la impronta
de la cartelera en el 2004. La convivencia de estilos, temáticas
y puntos de vista mostró -más allá de las variaciones
en cuanto a la calidad de los textos- multiplicidad y riqueza.
Entre las polémicas que surgieron en torno al campo teatral
nacional, destacamos la continuación de la ausencia de políticas
de apoyo al teatro independiente.
ASPIRACIONES CON EL OJO EN BROADWAY
Respecto a la emergencia de espectáculos musicales, Ignacio
Cardozo volvió a reafirmarse, con "La jaula de las locas",
como el representante local por excelencia de ese género
en el que ya cuenta con una reconocida trayectoria. Por su parte,
Luis Trochón se sumó con la aventura de "Chicago"
-muestra de fin de año de los egresados de su escuela-, aunque
las diferencias en cuanto a las resoluciones fueron más que
notorias entre lo profesional y lo amateur. En cuanto a los temas,
el foco se separó este año del "glamour telúrico"
que consignáramos el año pasado respecto a "Muñecas
del Cha Cha Chá" o "DK Da Década",
y se aspiró a la adquisición de derechos de "títulos
fuertes" y tradicionales del musical. La experiencia no fue
del todo feliz, aunque sí válida en tanto primeros
y firmes pasos hacia la consolidación de un género
que ya convive con una fuerte presencia en nuestra cartelera.
LA SUBESTIMACIÓN NUESTRA DE CADA AÑO
Evitaremos profundizar en los espectáculos que, año
a año, repiten sus fórmulas y clichés. Con
Graciela Rodríguez a la cabeza, las piezas para divorciadas
continúan reapareciendo, así como las fórmulas
televisivas utilizadas por la Compañía Italia Fausta.
Se suman a estos casos ya conocidos, otros intentos en la misma
línea, como "Todo lo que usted quería saber sobre
sexo...", espectáculos de brocha gorda que traducen
subestimación del público en efecto de taquilla.
DANZA EN MOVIMIENTO
Finalmente, importa destacar que este año la experimentación
y el riesgo apareció con mucha más claridad en el
ámbito de la danza que en el teatro. Las experiencias más
interesantes en este 2004 surgieron de los bailarines y, en relación
con esa comunidad, de los creadores audiovisuales y multimedia que
indagan en las nuevas tecnologías y su relación con
la escena. Ejemplos de incesante búsqueda se percibieron
en el Festival de Videodanza del Uruguay (FIVU), organizado por
Perrorrabioso, y en Montevideo Sitiada, evento de tres días
dirigido por Martín Inthamoussou.
Publicado en Caras y Caretas
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