LA ESCENA IBEROAMERICANA. USA
LOS ÁNGELES: ¿TEATRO EN ESPAÑOL?
Por Rosa Ileana Boudet

El que piense que Los Ángeles es la capital del teatro en español en los Estados Unidos, experimentará una gran decepción. Aunque según el censo del 2000, la habitan más de un millón y medio de pobladores de origen hispano, sin contar las concentraciones en ciudades cercanas y a pesar de que los "latinos" somos el 46.53 % de la población, el teatro hispano o latino, representado en castellano, es casi inexistente y las puestas en escena de dramaturgos iberoamericanos, en su lengua de origen o traducida al inglés son como buscar una aguja en un pajar. Sus calles se llaman Alvarado, Ventura, Magnolia o La Brea, sus habitantes disfrutan de mojito, café, mate, caipirinha, tortillas, tamales y arroz con frijoles, en amplia convivencia intercultural, pero la posibilidad de comer platos y sabores de todas las regiones de América y del mundo, no tiene una equivalencia en la cartelera. Las rancheras se escuchan en los altoparlantes del downtown, la salsa es habitual así como la música popular de nuestros países, ¿pero y el teatro?

¿Qué papel juega el teatro en una ciudad que se parece más al futuro si para el 2005, la tercera parte de todos los californianos será "latina" y no es posible apreciar un espectáculo teatral a la manera o al uso de los que se representan en México D.F., Buenos Aires, La Habana o San Juan? ¿Habrá que concluir que el Sábado gigante, de Don Francisco es el gran espectáculo de la latinidad? ¿O el show de Cristina Saralegui? A pesar de que el término latino o hispano es un invento del mercado que busca atenuar las diferencias, homogeneizar, englobar y etiquetar los contrastes, es lógico pensar que de alguna manera, las mayorías inmigrantes en los Estados Unidos de origen hispánico -53.3 millones en todo el país- intentarían proteger o reproducir los teatros de acuerdo a sus tradiciones nativas.

En Los Angeles, la única institución parecida al INTAR, de Nueva York, fundada en 1966 con Max Ferrá, o Prometeo, en 1972 por María Teresa Rojas o Avante, en 1981, por Mario Ernesto Sánchez, en Miami, es la Fundación Bilingüe de las Artes, que como Gala, de Washington o Repertorio Español, en Nueva York mantiene una estabilidad, un programa educacional y el interés por acercarse al gran teatro de Lorca y el Siglo de Oro. Creada en 1973 por la mexicana Carmen Zapata y la cubana Margarita Galván, realiza funciones, estrena y mantiene un programa de teatro leído que en los últimos meses incluye, entre otros a Sabina Berman, Alberto Pedro y Eduardo Rovner.

Allí se estrenó “Juventud, divino tesoro”, de Raúl de Cárdenas, puesta en escena de Ernesto Miyares, muestra del costumbrismo cubano del autor de “La palangana”, “El barbero de Mantilla”, “Las Carbonell de la calle Obispo” y tantas otras representadas también en Nueva York y Miami. El montaje, convencional, se limitaba a mover a los personajes y marcar las entradas y salidas con sobriedad. El interés sociológico de la pieza radica en cómo de Cárdenas intenta actualizar a la distancia de más de cuarenta años un teatro "costumbrista" que generalmente se nutre del aquí y ahora y de los avatares de la circunstancia que, sin embargo, él reproduce con la meticulosidad del arqueólogo. Las situaciones en las que se ve envuelto un anciano –desplazado de su casa en Nueva York— al convivir con una familia multi étnica en la que ya no tiene lugar, ocasionan incidentes tragicómicos que recuerdan también la errancia y la soledad del viejo de “La última carta de la baraja”, de Héctor Quintero, que cultiva el género en la isla. Los dos son comediógrafos y han hecho de la pequeña crónica y el incidente cotidiano la materia prima de su teatro.

De Cárdenas es un defensor del teatro en español y un fuerte crítico de la televisión hispana:

La televisión en español –ha dicho a Contacto Magazine— con su mediocre cargamento de telenovelas y programas copiados de la televisión estadounidense, ha tenido un nefasto impacto cultural en nuestra comunidad. Se ha creado un público de living room, enviciado en la cursilería por capítulos que se transmite todas las noches, que no tiene interés en descubrir algo más interesante.

Otras agrupaciones, como Patronato del Teatro, fundada en 1964 por Marie Curie y Efrén Besanilla y Havanafama, creado en 1989 bajo la dirección de Juan Roca, no se han mantenido activos en los últimos años. Otros esfuerzos han realizado compañías como El juglar, con la presencia de Xiomara Hernández y el Folgueira Itinerant Theatre, dirigido por Jorge Folgueira – que ha representado, entre otras, “Madame Camille”, de Héctor Santiago.

El Stages Theatre, dirigido por Paul Verdier, reconocido director que ha introducido en los Estados Unidos el repertorio internacional, Ionesco en particular y el teatro de Pavlovsky –autor y traductor del argentino al inglés y francés, ha dirigido, entre otras, “Slow Motion”, “Pablo” y “El señor Galíndez”- está interesado también en ser un puente desde Los Ángeles con el teatro de la isla de Cuba y ha divulgado aspectos del teatro cubano en conferencias ofrecidas entre otros por Nisia Agüero, directora del Teatro Nacional de Cuba y Miguel Cañellas, del histórico Teatro Terry de Cienfuegos. El Stages, localizado en el corazón de Hollywood, también ha estrenado “Mirando al tendido”, de Rodolfo Santana.

En Irvine se publica una de las revistas latinoamericanas de más reconocido prestigio, Gestos, que dirige Juan Villegas, la que aglutina a más de una decena de investigadores, estudiosos y profesores al mismo tiempo que publica un texto en cada entrega.

Dos creadoras cubanas, Yvonne López Arenal y Odalys Nanín han escrito, dirigido y actuado. La primera, en “Gaviotas habaneras”, representada en Los Angeles Theater Center, que se desarrolla en la actualidad, en un bar de la pequeña Habana, al que llegan, como a “Delirio habanero”, de Alberto Pedro, no La Reina, El Bárbaro y el Varilla míticos, ni las legendarias Rita y Bessie de la pieza de Manuel Martín Jr., sino dos jóvenes actores, que estudiaron juntos en los 80 y han abandonado Cuba. Ignacio –interpretado por Joel Núñez-sobrevive como mesero y María es una próspera empresaria. Ninguno ha sabido del paradero del otro y sólo por azar sus destinos vuelven a reunirse en una historia de amor. El tema del reencuentro –tan frecuentado por el teatro de las dos orillas— asume una cualidad distinta. El teatro es la metáfora de la integración a una sociedad diferente y hacer las obras con la que ambos soñaron en su etapa de formación, una manera de desafiar la mediocridad del ambiente que también en Estados Unidos les pide "repetir como un papagayo lo que quieren oír”. Las múltiples referencias a la escena son el camino de la autora de aproximarse a su identidad como actriz y escritora. El teatro aparece como intertexto y es el leit motiv que cohesiona una pieza descentrada, de cámara, en la que los personajes no se enfrentan nostálgicos con su pasado, sino que lo desafían y miran al futuro. Arenal ha dirigido otras piezas cubanas como el clásico “Réquiem por Yarini”, de Carlos Felipe, “Tula la peregrina”, de Raúl de Cárdenas, así como se ha encargado, a través del Instituto de la Cultura Cubana de invitar otras compañías que han estrenado “Si las balsas hablaran”, de Jorge Trigoura, “La noche de los asesinos”, de José Triana, entre otras.

Nanín se decidió por “Garbo's Cuban Lover” para indagar en las relaciones entre la bella sueca y Mercedes de Acosta, (1893-1996), la escritora cubana que gozó de una breve carrera como guionista de Hollywood en la década de los 30 pero que es más conocida por su relación con estrellas como Garbo y por ser la destinataria de unas controvertidas cartas de amor. El espectáculo, al representarse en inglés, tuvo una mayor acogida crítica. El centro del mismo son las tormentosas, ambiguas y nunca esclarecidas relaciones lésbicas entre la seductora cubana y la leyenda del cine a partir de la correspondencia entre ambas que Acosta vendió al final de su vida. La crítica insistió en la caracterización de Greta y de Acosta.

Lo más interesante de Nanín y López Arenal es que al parecer la dramaturgia existente no satisface las necesidades de ambas como mujeres y escritoras por lo que se han lanzado a la escritura de sus propios textos.

“Bycicle country”, de Nilo Cruz, es según ha escrito Néstor Díaz de Villegas "la demostración viviente del teorema de los desamparados. Bajo la dirección de David Hochberg, la obra adquiere la formulación escueta de un postulado. En la aritmética orwelliana del País de las bicicletas, dos más dos sumarán siempre tres. Aquí el realismo conduce, con naturalidad, al absurdo." También fue representada en inglés que es el idioma de buena parte de la dramaturgia cubano-americana.

Luis Avalos dirige todos los años un espectáculo –que se presenta en inglés y español titulado “Paquitos Christmas” alrededor de las navidades que se origina en el teleplay titulado El regalo de Paquito, también de su autoría. La función se integra a los festejos navideños, reúne melodrama, música y baile y se acerca sentimentalmente a las vicisitudes de una familia "latina" que no puede, por motivos económicos, entregar al joven Paquito el regalo que anhela. El azar lo conduce a la casa de Rachel –una americana—que no sólo le enseña otras comidas y sabores sino que le ofrece una fórmula para ganar dinero honradamente. “Paquito…” se ha representado durante ocho años por los festejos, como una tradición angelina, postal, fiesta o evento familiar en la que se cuece el melting pot de tradiciones como inter-étnica es la familia de la obra de Raúl de Cárdenas donde palabras arcaicas de los cubanos del 50 se mezclan con spanglish y costumbres de Puerto Rico y El Salvador.

El Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami, organizado por el Teatro Avante de Miami, en su décimo séptima edición, debuta en Los Ángeles. La sede, el bellísimo Ford Anphitheatre, remozado, con capacidad para 1245 espectadores al aire libre. Las compañías escogidas: Pia Fraus, de Brasil y la Compañía Marta Carrasco, de Barcelona, España. Para una ciudad como Los Ángeles, con escaso contacto con grupos internacionales de teatro provenientes del mundo iberoamericano, la ocasión para apreciar, en un entorno privilegiado por su belleza, creaciones recientes, que de alguna manera dialogan con sus espectadores o lo introducen a técnicas, estilos o modos de decir no tan familiares o francamente desacostumbrados.

Pia Fraus, fundada por Betto Andretta y Beto Lima hace dieciocho años, en Brasil, viajó con “Farsas quijotescas”, dirigida por Hugo Possolo, en la que se reitera su compromiso con la línea original del grupo que despliega muchas técnicas de manipulación de muñecos —desde los tradicionales títeres de guante y varilla hasta los objetos, luz negra, figuras, máscaras y danza-, para contar las aventuras de tres Quijotes que, cual caballeros andantes acompañados de sus Sanchos, viven la teatralidad de la novela de Cervantes a través de la imaginación de Dulcinea y en la que los espectadores pueden reconocer los episodios de la Casa del duque, los molinos de viento o el yelmo de Mambrino.

La sorpresa de encontrarlos nuevamente –“Flor de Obsessao”, me había impresionado mucho en el Festival de Santa Cruz de la Sierra de 1989- me reafirmó constituye uno de los colectivos puntales en la creación de un universo no verbal paralelo a la palabra y en la exploración de la relación entre lo animado y lo no-animado. En lugar de la precisión que demostraron en “Flor…” la Farsa estaba algo sucia y descuidada, a veces le faltaba ritmo y por supuesto, se echaba de menos los recursos de circo y especialmente, de trapecio que fascinan en muchos de sus montajes y que tuvieron que aligerar por razones de costos.

Mejor acogida resultó la obra para niños “Bichos de Brasil”, de Betto Andretta y Betto Lima, que presentaron en función única para el programa familiar del Ford, ya que en ella, los brasileños se proponen entregar el imaginario de los animales del campo y mostrar la riqueza de la fauna a través de la excelente música y los muñecos inflables y tradicionales.

Marta Carrasco, de Barcelona, ha realizado una carrera meteórica en su país –tanto en solitario como con espectáculos de grupo dentro de la danza-teatro- y se ha situado dentro del panorama internacional. La elección de “Mira'm, se dicen tantas cosas”, talentoso montaje de género inclasificable, ha puesto de manifiesto que tanto el director de Avante, Mario Ernesto Sánchez como los organizadores del Ford, no han dudado en hospedar manifestaciones que plantean "riesgos" y no son de fácil aceptación.

Después de los espectáculos “Aiguardent” y “Blanc D'Ombra”, dos coreografías para un sólo intérprete, Marta Carrasco cambia de registro y presenta un trabajo colectivo donde la danza y el teatro fusionan sus lenguajes. Tres actores y dos bailarines incorporan cinco personajes que habitan una dimensión entre la realidad y el sueño, la adultez y la infancia distorsionada a través del submundo interior en el que aflora represión sexual y una enorme violencia, sobre todo, hacia la mujer. Monstruos goyescos, figuras degradadas, que en ocasiones recuerdan al polaco Kantor, Carrasco nos presenta el inframundo del hombre y sus actos en su universo personal con citas de Magritte, Francis Bacon, William Blake o Edward Munch y una ecléctica banda sonora.

No se me escapa que es un espectáculo difícil de clasificar –no es danza ni teatro— pero tampoco es danza-teatro al estilo de Pina Bausch ni cuenta una historia ni alcanza momentos de virtuosismo danzario. Es una obra confesional, en clave personal e íntima que desafió este carácter de cámara para presentarse al aire libre –y a pesar de que la distancia no dejaba observar el dolor de las caras o la pátina de los objetos—se reveló auténtico, vibrante, emocional.

Las dos arriesgadas propuestas han permitido a los aficionados y amantes del teatro de Los Ángeles disfrutar de dos maneras de ver, hacer y apreciar la escena contemporánea. Ojalá este debut en Los Ángeles del Festival de Teatro Hispano no sea más que el comienzo de futuros y cercanos encuentros, citas y diálogos con tendencias reconocidas del ámbito internacional. Por lo pronto, los grupos visitantes no se llevaron de vuelta ni una crítica de Los Angeles Times, ni siquiera un comentario del periódico local en español, La opinión, que contestó a esta redactora –al enviarles una colaboración— que la escribiera para Florida, que ellos sólo tenían espacio para los grupos "locales".

Mientras escribo estos apuntes, Luis Ávalos, estrena con excelente acogida de público “The impostor”, que es el título en inglés para “El gesticulador”, de Rodolfo Usigli. Ni siquiera porque el reparto es de origen casi todo latino empezando por Ávalos, que nació en Cuba (entre otros Blanca Araceli y Minerva Trujillo, mexicanas), pudieron representarla en español aunque algunos actores –como Araceli—estarían mucho más seguros interpretando en este idioma. Pero el equipo piensa hacerla en inglés atrae más público, a pesar de que como sabemos Usigli es el autor moderno de México y sus obras se estudian y leen en los cursos de literatura hispanoamericana. Así, es que sólo cuando L.A Weekly la escogió como la selección de la semana picks of the week, el público acudió a la sala y las funciones se extendieron una semana más. Representar en inglés asegura generalmente la crítica, debido a la escasez de críticos teatrales bilingües. La puesta mantenía el interés a partir de exigentes actuaciones, entre las que destaca por su sobriedad la del protagonista César Chávez, interpretado por Avalos, quien ha traducido y realizado la puesta en escena.

En una de las reuniones del proyecto de Iniciativa Latina, que dirigido por Ralph Flores intenta explorar distintas posibilidades para incorporar a los espectadores y a los creadores latinos a las actividades del Anfiteatro Ford, Laura Zucker, directora ejecutiva de la Comisión de Artes del Condado de Los Ángeles, para mi sorpresa, recordó la "pobre" exposición internacional de la ciudad y dio la bienvenida a la muestra del Festival Hispano.

Y recientemente he leído en Los Angeles Times[1] que la historia de la ciudad puede dividirse entre un antes y después del Olimpic Arts Festival, celebrado hace dieciocho años, que trajo aquí a Pina Bausch y a Susuki, Peter Brook y el Circo de Soleil. El impresionante festival olímpico, organizado por Robert Fitzpatrick, atrajo 1500 artistas de dieciocho países y fue continuado en dos ediciones después de la Olimpiada pero no llegó a ser un festival permanente. Le acreditan al director Peter Sellars que lo continuó "mirar profundamente dentro del potencial cultural del sur de California y amplificarlo con un contingente de artes indígenas de América y de Asia." El Festival se interrumpió en 1993 pero desde entonces la ciudad mantiene el gusto por la diversidad.

Por otra parte, se incrementan las manifestaciones que indican un gusto por lo "local" —casi todos los dramaturgos comisionados por el Mark Taper Forum por ejemplo, tienen el requerimiento de escribir sobre temas californianos. Pero, salvo Culture Clash's, ninguna de las piezas "encargadas" parece apuntar hacia un tema latino. Es muy controvertido pensar en el teatro comunitario en términos de ghetto pues como he leído recientemente, más que localizarse, el teatro desea romper las barreras étnicas, transferir las culturas y atravesar los diferentes enclaves.[2] Los Ángeles pierde así la oportunidad de constituirse en un gran centro irradiador de la cultura "glocal" si el teatro latino se extingue de los escenarios y desaparece como fenómeno vivo. El español se estudia en las universidades, se publica en revistas especializadas y es objeto de culto de la academia, ¿pero dónde vive y se alberga? Confinado a la casa, es cuando más, la lengua subalterna de American family [3] o el idioma de ese fenómeno de disipasión de fronteras entre el espectáculo y la vida cotidiana, como Monsiváis califica a la telenovela.

Si según García Canclini, Los Ángeles es la tercera ciudad mexicana y Usigli no tiene espectadores hispano hablantes y el único periódico latino silencia las producciones iberoamericanas, ¿será que en el futuro de la ciudad global el teatro habrá desparecido del imaginario?

Notas

[1] Mark Swed."What we need is a good Fest." Calendar, July 7, 2002. p.9.

[2] Don Shirley. "The Local Angle", Calendar, July 14, 2002, p.4

[3] Serie dramática que transmite PBS, transcurre en Los Angeles y cuenta la saga de los González, una familia mexicana con fuertes vínculos con sus raíces.