HACER
TEATRO HOY CONVERSACIÓN MUY PERSONAL SOBRE CIERTOS ACONTECIMIENTOS
DE LA RECIENTE HISTORIA DE LA ESCRITURA TEATRAL EN SANTIAGO DE CHILE
Por Juan Claudio Burgos
1.
Lo que yo conozco
DE IBEROAMÉRICA NO SÉ MUCHO. ¿Quién
sabe algo a ciencia cierta de este grande continente? Con gobiernos que
se derriban. Con utopías que caen. Que ya no existen. Con mucha
hambre. Lo veo en mi propio país. Con luchas intestinas que demuelen
el alma de América Latina. Con fechas que se truecan por derribamientos
de torres, de aviones que caen, en septiembre. Aquí bajo a mi país.
De Chile podría hablar algo más. Repasar algo de su historia.
De Santiago de Chile un poco más. De mis compañeros de oficio
sé algo. Llamo compañeros de oficio a quienes como yo, comparten
el trabajo con la palabra, que no es lo mismo que el oficio del teatro,
de la escena. De mí tengo alguna información. Pero hoy no
quiero hablar de mí. Ni de esta ciudad. Cómo hablar de lo
que ocurre en Santiago. No quiero meterme en camisa de once varas. No
quiero hablar del neoliberalismo, no me interesa. Ni de que mi país
está cada vez más encerrado en cifras y en dinero corriendo
por las calles, un hecho concreto, real, constante y sonante en uno de
los extremos de la ciudad, casi un sueño, un deseo no satisfecho
cuando nos acercamos al otro extremo, el poniente. Un poniente contaminado
y pobre. Este país es largo. Geográficamente COMPLEJO. Hay
un quiebre, un quiebre profundo en esto que le digo. Una fisura en su
historia. Una división. Un quiebre que nace el 73 por la historia
que todos conocéis, de la que ya no quiero hablar. Ya se ha dicho
mucho al respecto. Prefiero hablar de teatro. Que es también
una forma de hablar de lo que nos ocurre.
2. Lo que recuerdo del teatro visto
Recuerdo los pocos espectáculos que he visto en Santiago.
Reviso y busco en lo que adivino en escena, lo que apenas alcanzo a divisar
sobre la escena, salta a la vista alguna similitud. No tengo acceso a
los textos que dan origen a esos espectáculos. Escucho lo que dicen
los intérpretes. Me parecen algo muy distinto a lo que se está
fraguando en otro grupo de teatristas de Santiago que apenas llega a la
escena, que la atisba, que trabaja en la marginalidad de la sala. Mis
compañeros de oficio. A ellos llego sólo a partir de la
lectura de sus textos. Todavía no he visto su escena. Saltan algunas
imágenes sobre la escena que me parecen interesantes. Necesito
volver a lo que dice Fernando Pessoa a propósito de su teatro para
poder explicarme lo que veo que sucede o no sucede en este teatro escrito.
Voy a copiar una cita de Pessoa, cuando habla de su teatro:
LLAMO TEATRO ESTÁTICO A AQUEL CUYO ENREDO DRAMÁTICO
NO CONSTITUYE ACCIÓN
(remarco y subrayo estas tres últimas palabras)
y Pessoa sigue explicando...
DONDE LAS FIGURAS NO SÓLO NO ACTÚAN,
PORQUE NI SE TRASLADAN NI HABLAN DE TRASLADARSE, SINO QUE NI
SIQUIERA TIENEN CAPACIDAD PARA PRODUCIR UNA ACCIÓN;
DONDE NI HAY CONFLICTO NI ENREDO PERFECTO.
SE DIRÁ QUE ESTO NO ES TEATRO.
CREO QUE LO ES PORQUE CREO QUE EL TEATRO TIENDE (más)
A TEATRO MERAMENTE LÍRICO Y QUE (al) ENREDO EN LA ACCIÓN
SINO, MÁS AMPLIAMENTE, LA REVELACIÓN DE LAS ALMAS
A TRAVÉS DE LOS DIÁLOGOS Y LA CREACIÓN DE SITUACIONES...
PUEDE HABER REVELACIÓN DE ALMAS SIN ACCIÓN,
Vuelvo a subrayar eso último...
Y PUEDE HABER CREACIÓN DE SITUACIONES DE INERCIA, MOMENTOS
DE ALMA SIN VENTANAS O PUERTAS HACIA LA REALIDAD...
Ahora sigo yo. Escucho textos de compañeros de oficio.
Llamo oficio a la escritura. Y la escritura me resuena palabra.
Me pregunto: ¿A qué está acostumbrado
el público habitual en Santiago de Chile? ¿El público
amigo de la sala de teatro convencional? Concluyo con horror que algo
completamente distinto a lo que están escribiendo los llamados
nuevos autores de teatro. Estamos, quizás, un poco distantes de
nuestros padres putativos en esto de escribir, aquí en Santiago
de Chile. Se nos critica en la prensa de herméticos, de sociedad
de escritores que no de dramaturgos. Hay que dejar que hable la gente.
Debe ser que avanzamos... Vuelvo a las salas habituales de
teatro. Voy poco al teatro. No quiero ver cómo se contamina el
imaginario con trasnochadas formas de mal entendido realismo. Cuando veo
algún espectáculo pienso en lo que ese mismo público
contaminado acostumbra a ver. Descubro
que hay anécdota,
que hay asunto,
que hay personajes,
que hay ambiente,
que hay decorado,
que hay maquinaria,
que hay indumentaria,
que hay un trasunto endeble de lo que para algunos es realidad.
¿Qué hace el teatrista de fines de siglo? Hablo
de Chile.
Del resto de América sé muy poco, quisiera saber
más, intercambiar a través de talleres su experiencia en
el oficio de escribir para una escena todavía no vista. Vuelvo
a la pregunta:
¿Qué hace el teatrista de fines de siglo?
(Que me perdonen los grandes autores representados en Santiago
y en el resto de las ciudades teatrales de Latinoamérica.)
Repite fórmulas,
contamina y contamina con estereotipos,
con frases infinidad de veces,
hasta el cansancio.
El teatrista pone al servicio del grande espectador su oficio.
Su oficio muy bien aprendido. Depurado, sus fórmulas miles de veces
probadas. Entretiene. Entretiene a espectador con aspiraciones neoliberales.
Pone su trabajo al servicio del poder. Supedita el discurso al magro presupuesto
de cultura.
Cambia diálogos
Suprime textos
Agrega anécdota
Contamina personajes
Trastoca voces
Convence a productores que su trabajo vale
VALE
Vale un Perú
Los productores
Las salas
Las butacas
El propio escenario lo reclama
Rescribe y rescribe hasta encontrar la fórmula que lo
llevará a la cima, a la aquiescencia del espectador comodísimo
en su butaca.
Reedita como gesto fundamental fórmulas de una mal entendido
realismo. El teatro, la dramaturgia debe alejarse por temor a contagio
de lo que el público medio ve en la televisión. El teatro,
la dramaturgia escrita o gestual, una simple acción ordenada en
el espacio y en el tiempo, debe construir su propia teatralidad, su propio
sistema dinámico de funcionamiento, debe hacerse de un modo distinto
a las otras formas escénicas habituales (cine, televisión,
etc...). Se acostumbra a no discutir la no referencia de la danza, de
la pintura, de la música, su propia independencia de lo cotidiano.
Al teatro, a la dramaturgia, cuando se aleja del referente real, se la
critica... ¿Hay una mente pequeña en este pensamiento...?
¿Hay un pensamiento antediluviano...?
¿El crítico de Cromagnon que todavía no
evoluciona...?
PREFIERO NO SACAR CONCLUSIONES, QUE LA HISTORIA HABLE, VUELVO
A LO ANTERIOR... AL ASUNTO DE TODO LO QUE NO ME INTERESA...
REITERO
ESE GESTO,
ESE EJERCICIO,
ESE PAPEL GARRAPATEADO,
ESE ACTOR INTERPRETANDO DE ESE MODO,
ESE ACTOR VESTIDO CON INDUMENTARIA DE FUNCIONARIO NO ME INTERESA
(Al menos el teatro que estamos escribiendo ahora mismo) que
me perdonen los directores, los escenógrafos, los coreógrafos,
los iluminadores, los técnicos. Algunos escribimos pensando en
su trabajo.
LA ESCRITURA DE TEATRO
REMECE EL LENGUAJE DE LA ESCENA (Heiner Müller)
NO HAY SITUACIONES
NI DIÁLOGO DESCRITOS EN EL PAPEL (Fernando Pessoa)
3. Intermezzo lírico
ESCUCHO UN ARIA DE VERDI
LA CANTANTE EXPONE
LA MÚSICA ACOMPAÑA
HAY UN JUEGO DE FORMAS
UN DEVANEO DE FORMAS
4. Cómo escribimos cuando escribimos
Puedo escribir que este devaneo, este ir y venir de un tema
a otro, de un extremo de la mesa al otro, es también un poco el
proceso mismo de escritura, que es búsqueda, todo esto viene de
la búsqueda,
de una irrestricta búsqueda.
Yo busco leyendo narrativa,
OTROS BUSCARÁN EN LA LÍRICA,
EN EL CINE,
PONDRÁN UNA ÓPERA,
RESONARÁN LAS TROMPETAS,
LAS VOCES SOLISTAS
Y EL CORRO DE VOCES QUE ACOMPAÑAN,
EL ENGARCE JUGUETÓN DE LAS VOCES EN PRIMER PLANO, EN
SEGUNDO, EN TERCER, EN CUARTO, EN QUINTO PLANO,
Escribirán siguiendo el ritmo frenético de la
ópera, imitarán de un modo ingenuo el salto de los trombones,
la suavidad de la voz de EL intérprete femenino. También
a veces lo hago. Otras escribo con la televisión encendida.
En la pantalla videoclips. O noticias. O tal vez silencio.
Yo no SÉ SI EN VERDAD LO QUE ESCRIBO, LO QUE ESCRIBEN MIS COMPAÑEROS
DE OFICIO, SEA TEATRO,
del que se consume a diario,
del que se critica,
del que llena la libreta de notas del CRÍTICO
de turno
No SÉ SI ESCRIBIMOS para ese aparato que funciona y
que funciona muy bien. Hablo del aparato social, del maridaje entre teatro-crítica
tal como lo conocemos por lo menos aquí en Santiago de Chile.
Ese mecanismo artístico que nutre a un público
acostumbrado,
Que da de comer al público en la palma de la mano, QUE
LE DA MIGAJAS COMO A PALOMAS DE PLAZA,
QUE ESCRIBE PARA UN PÚBLICO YA DOMESTICADO.
Un teatro digestivo (Antonin Artaud),
Un teatro que no produce acidez, ni dolor de vientre,
Un teatro analgésico,
Un teatro que duerme, que adormece el vientre, LA CABEZA, LOS
PIES, LAS MANOS del espectador,
Un teatro valium,
Un teatro que saca lustre a los zapatos,
Un teatro de zapatos lustrosos,
como en cuerpo muerto (Federico García Lorca)
No niego lo valioso de los autores, de los genios de la escena
decimonónica que hasta ahora se consume en las salas de Santiago,
Decimononismo que se ha vuelto teatro neoliberal,
Me postro ante sus estatuas de cementerio,
Trenzo coronas de laurel,
Erijo estatuas,
Los enseño en mis clases de historia del teatro,
y qué bien bonito suenan todos esos nombres en el aula,
Vierto agua de rosas sobre sus blanqueadas tumbas.
Es todo muy bonito eso, bonito, digestivo y un poquitito caro.
Pero yo hablo de lo otro, soy un dado a hablar siempre de lo otro. Que
me perdonen esta mala educación mía, esta escritura díscola,
este ejercicio de crítica remolona a la forma-convención
DE LAS SALAS OFICIALES, DEL TEATRO OFICIAL, DE LOS DRAMATURGOS CON CARGOS...
Hablo de lo que me interesa y me interesa, por ahora,
la escritura de tres de mis compañeros de generación. LUCÍA
DE LA MAZA Y SU TEXTO Gertrudis; MAURICIO BARRIA con Impudicia;
BENITO ESCOBAR Y Nobleza obliga... HAY MUCHOS OTROS, CERCA
DE TREINTA VOCES O MÁS...
Son algunas escrituras que vais a escuchar
No puedo hablar de ellas
Lo que puedo decir ahora no vale la pena
Es mejor escucharlas
Es necesario que las escuchéis
Que saquéis vuestras propias conclusiones
Que las discutáis
Que reprobéis o que alabéis lo que va aparecer
en el salón de lecturas.
Les pedimos un ejercicio de crítica sobre nuestro trabajo,
un simple comentario.
5. Bocadillos...
AQUÍ TENÉIS UNA PEQUEÑA MUESTRA DE TODO
LO QUE TRATO DE EXPLICAR, LÉANSE CON ATENCIÓN ALGUNAS LÍNEAS,
LAS QUE QUIERAN...
(Comienza a cercenarse el dedo con el cuchillo. Lentamente,
primero lo cisura, luego lo corta hasta que al final se lo arranca.)
Mujer: Quieres mirar pues ahí la tienes en todo
esplendor. (Se refiriéndose a su mano.) ¿La ves? Es que
acaso no puedes imaginarla: es la madre de dios en las bodas de Canaan
pidiéndole a su hijo que transforme el agua en vino. ¿No
la ves? Se le acerca y lo toma por el brazo, lo mira con impaciencia y
le suplica, porque ella lo sabe, sabe que la felicidad es un delgado cable
de seda, y que daría cualquier cosa por mantenerlo tenso y entero.
Pero no sucede así, cuando el vino se acaba comienza a correr el
tiempo en nosotros... Ella lo sabe y lo supo siempre y por eso no hizo
nada por detener a los asesinos de su hijo: ella decidió olvidar
para vengarse... Ella lo sabe, él va a morir, lo besarán
con espinas en la frente y al final se lo van a encomendar en sus arrugadas
manos seniles. Pero no hará nada. Y cuando el despojo tieso de
su hijo caiga por fin en su regazo ella la madre de dios, lo dejará
caer bruscamente al barro. Lo podría haber salvado, podría
haber intervenido o al menos haberle advertido (pues ya lo sabía
en ese entonces) En cambio, lo arroja para no tener que amarlo,
porque no soporta el peso de su cuerpo, lo deja caer, una y otra vez,
para salvarse de esa horrible obligación que nos liga a los demás.
Matar para no tener que amar.. (En ese momento fluye copiosamente
la sangre.)
Impudicia, Mauricio Barría
AQUÍ VIENE OTRO...
Camina de un lado al otro de la habitación. Bebe de
la botella y observa un segundo su reflejo en el licor.
Narciso; Este soy yo. (Mira a la pantalla.) Y ese también.
Ahí también estoy. Mirarme detenidamente. Orden del día.
Mirarme y no saber. ¿Estás llorando? (Se le quiebra la voz.)
No, claro que no estás llorando, no hay por qué hacerlo.
¿Y entonces qué es lo que pasa a tus ojos, a mis ojos? ¿Qué
estás haciendo con mis ojos? ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO
CON MI CUERPO? Lo estás mostrando y no quiere eso. Se desnuda y
es torpe, ¿no te das cuenta? ¿Le vas a enseñar a
llorar a este cuerpo? ¿Vas a tomarlo de la mano y vas a guiar mi
mano hasta el rostro? ¿Vas a tocar los párpados y vas a
sentir como se acumula el líquido? El dedo tuyo ahora acompaña
el recorrido de una lágrima, ¿lo ves? Puedes grabarlo. Acerca
el lente. Haz que la lágrima se vea inmensa, trata de amplificar
el dolor. Haz que la cámara llore. El llanto grabado será
mayor que el real. Será multiplicado, ralentado, proyectado. Llanto.
(Pone la reproducción cuadro a cuadro. La lágrima es un
mar cayendo en cámara lenta. Deja la cámara a un costado,
pero se sigue viendo la lágrima. Él se acerca al mapa, lo
toca.)
cámara uno, Benito Escobar
ATENTOS A LA QUE VIENE...
La madre se queda sentada en la cama. El hijo se levanta y
se asoma a la ventana. Ve un grupo de gente en el borde del mar.
Hijo: Algo pasó, la playa está llena de
gente.
Madre: Habrán encontrado al Asistente. Te lo
dije, hijo, la marea sube y baja, es una lengua que devora todo. Ándate,
aún es tiempo. No quiero que te encuentren cuando vengan.
Hijo: Espera. No, no es él. Es un bulto, las
olas lo arrastran a la orilla.
Madre: Cuéntame más, quiénes están,
qué pasa, cuéntame qué ves.
Hijo: Se están metiendo al mar. Apenas veo, está
oscureciendo. Traen linternas, es blanco, parece un vestido.
Madre: ¿Es un vestido?
Hijo: No lo pueden alcanzar, el oleaje es muy fuerte.
Madre: ¿Dijiste blanco?
Hijo: Ya se acercan, ¡es una mujer!
Madre: ¡Hijo! ¡Es Ofelia a la deriva, como
una muerta!
Hijo: ¿Por qué?
Madre: ¡La desgracia nos persigue, hijo! ¡Es
Ofelia, yo la vi hace un rato, caminaba como una loca!
Hijo: ¿Ofelia?
Madre: Te lo dije, caminaba, y parecía una novia...
Hijo: No puede ser... ¡Tienes que estar equivocada!
¡Ofelia...!
Madre: ¿Por qué le negaste tu amor, hijo?
Hijo: ¡Mi Ofelia!
Madre: ¡Pobre criatura...! Sabes que la quería
como nuera...
Hijo: ¡Mamá, yo amaba a Ofelia!
Madre: ¿Se lo dijiste alguna vez?
Hijo: Pensé que ella lo sabía.
Madre: Una mujer, aunque sienta, sólo entiende
las palabras. ¡Malditos hombres! ¿Cómo no les enseñan
el idioma de las mujeres en la escuela?
Hijo: ¡Estoy maldito!
Madre: No digas esas barbaridades. Debe haber sido un
accidente.
Hijo: Ella se quitó la vida como la abuela...
Madre: ¡Ella no estaba loca! Dijiste que hoy la
habías visto.
Hijo: La ignoré, algo quería decirme,
no la oí, hablaba cosas sin importancia, que su hermano se iba
de viaje, que tenía que hablarle a su padre...
Madre: ¿Y no hablaste con ella?
Hijo: No sé, madre, yo estaba esperando al tutor,
necesitaba salir para hablarte a ti, no sé si le dije algo, ella
me preguntaba cosas, que cuando la acompañaba al campo, le dije
que se fuera sola, que si quería se metiera a un convento porque
no quería escucharla más, me trajo mis pijamas limpios y
yo los tiré lejos, la dejé sola porque el tutor llegó
en ese momento, era un asunto urgente... pero era un chiste, mamá,
no era en serio... Y ahora... ¿cómo le digo que la amo y
que ser su esposo es lo que me haría el más feliz en el
mundo, aunque el mundo y las estrellas no lo estimen propicio? ¿Cómo
mamá? ¿Puedo ir a verla?
Madre: No vayas, quédate conmigo.
Hijo: Déjame ir a verla, madre, a lo mejor aún
respira y mi beso podría despertarla.
Madre: No, hijo, no vayas, te lo suplico. Está
muerta.
Hijo: Entonces déjame ir ahora mismo y lanzarme
al mar para que me sepulten con ella. Ya he perdido tanto, tanta vida
me ha robado este mar que quiero entregar lo poco que ha dejado para que
sacie su hambre y sed.
El hijo llora desconsoladamente. La madre lo acoge en su regazo.
Gertrudis (Madre Provisoria), Lucía de la Maza
6. No hay escena posible
Preferimos leer, es lo más sano, lo más elemental,
lo más económico
Hacer temporadas breves (Marco Antonio de la Parra)
En salas que no son salas
Con público que no es público
Con subvenciones que no son subvenciones
Somos una generación de economía de medios
De pocas salas
De pocos estrenos
De algunos premios
Pero que escribe febrilmente
SILENCIO EN LA SALA. ADMIRACIÓN!
7. El día decisivo: la génesis
¿Renovamos?
¿Cambiamos en algo el panorama de la escena nacional?
De un día para otro, difícil
Estamos en ese ejercicio
Somos lo que se puede llamar la trouppe de relevo
Si los que escriben las historias nos quieren subir a su palestra,
si no es así no nos importa, hay demasiados oídos atentos
en el mundo para escuchar
No queremos matar a nuestros padres
No los odiamos del todo
También queremos un poco a
Díaz, a Wolf, a de la Parra, a Radrigán, a Galemiri
No los odiamos lo suficiente
Todavía no lo suficiente para degollarlos
Aparecimos en las postrimerías del siglo
1997-1998
De un origen diverso
Del teatro, de la literatura, de la vida, del puro empeño
por escribir algo, de la simple casualidad
Por casi un año nos encerramos en la Biblioteca Nacional
con el ruido de la Alameda General Bernardo OHiggins
de fondo
Luego en la calle del Inca, un barrio tranquilo
de Las Condes
En la consulta de un psiquiatra y escritor notable
¿Lo conocéis?
Marco Antonio de la Parra
Entre consultas y pizzas apareció un esbozo, un borrador
de nuevos escritores
Un núcleo de discusión, de crítica seria,
un aprendizaje de oficio...
Proyectos, infinidad de proyectos
Amistades
Enemistades
Amores
Odios
Directores
Dramaturgos
Actores
Etcétera
Rencores enconados, crítica, mucha crítica, y
un oído atento al guiño, al desenfreno, a la verdadera teatralidad...
De La Parra prodiga(ba) libros, datos, frases, pinturas, música,
guiños, de un cuanto hay para alimentar nuestras palabritas obsesas,
autores, Sarduy, Wilson, Arenas (Reinaldo), Celine, Bernhardt, Lezama,
a veces teatro, casi nunca, Hopper, parrafadas de Faulkner, el Ulises
de Joyce, ópera, ópera, ópera, y etcétera
y etcétera y etcétera, autores orientales, mucho Müller,
Kantor, empapados de figuras hasta el cansancio, de conversaciones, de
palabras, imágenes, acerca de nuestras propias palabras, un pedagógico
juego hermenéutico sobre nuestro propio discurso teatral
Siempre me pareció un poquito inútil a estas
alturas de la historia,
Hablo de escrito y quiero decir impreso,
Impreso con sello, editorial y un buen lomo para guardar en
biblioteca,
Un teatro publicado,
Escrito como habitualmente se publica,
Con diálogos,
con acotaciones,
con listines de personajes,
con tiempos y movimientos de palabra al servicio de la escena,
Lo que escribo debe ser compuesto para ser visto y oído,
para transformarse en escena.
LA OPERA VUELVE AL TEMA CENTRAL,
SE REPITE EN UNA DULZONA MELODÍA DE FONDO
Qué poco teatro se publica en Chile.
Teatro.
LA VOCES DEL CORO ACOMPAÑAN DE ATRÁS
ES EL PREÁMBULO AL FINAL TRÁGICO
Hay autoridades que debieran escuchar
ESTA SEQUÍA YA NO SE AGUANTA
¿Hay alguna autoridad en la sala?
HAY SANGRE EN LA ARENA Y LA SANGRE HIELA EL ALMA...
DIRECTOR: No. Hay que resistirlo todo porque hemos abierto
las puertas, levantado el techo y nos hemos quedado con las cuatro paredes
del drama... SEÑOR, EL PÚBLICO, QUE PASE...
Federico García Lorca, El Público,
sábado 22 de agosto de 1930
Texto leído con motivo del Primer Encuentro Iberoamericano
de Dramaturgia Contemporánea y Segundo Encuentro Nacional de Dramaturgia
Contemporánea ADN