Hacer teatro hoy


POETICA TERCERMUNDISTA
Por Benjamín Galemiri

1. No tenía claro que eran “obras teatrales” lo que escribía. Simplemente, escribía y vomitaba todo eso.

2. No soy un autor teatral que parta de la historia de la dramaturgia y continúe una tradición.

3. “El tratado de los afectos“ por ejemplo, es mi intento patético de levantar un tratado filosófico pero que “identifique América Latina y el Caribe”.

4. Mi mecanismo o dispositivo teatral es engañoso y renuncio a lo frontal.

5. Escribí “El seductor”, para venderme como una especie de Doctor Sexo frente a las mujeres.

6. Que todo lo que sufrí siendo adolescente pueda ahora vengarme y parecer, al menos en esas estúpidas páginas mías, una especie de poeta hiper masculino tipo Richard Burton en “Candy”, esa asquerosa película con Ewa Aulin en la que Burton hechiza a su audiencia femenina con lecturas arrogantes e hipnóticas de sus pésimos poemas.

7. “El Coordinador” es mi deseo de ser adorado por los filósofos de la emancipación. Lo logré; cada vez que estrenan esta obra se me tilda de “dramaturgo comprometido”. ¿Yo, comprometido? Sí, ¡con lo único que tengo compromiso es con mi egolatría!

8. “El amor intelectual” intenta seducir a la mujer ilustrada.

9.”Edipo Asesor” es mi aporte ridículo a la supersociología.

10. He descubierto a través de mi escritura que el desvío me lleva al camino, perderme para encontrarme.

11. Tengo problemas con realizar las misiones y los encargos tal como me fueron encomendadas.

12. Si me hablan de escribir una obra política, la hago porno.

13. Si me piden un guión sobre Chile, hago una historia bíblica.

14. No puedo evitar tomar el atajo en literatura, torcer, cambiar, alejarme del tema principal para acercarme a la verdad.

15. Cuando toco un tema de frente, no profundizo.

16. Cuando coqueteo y enmascaro un tema, hago milagros.

17. El dispositivo del hipnotizador que hace creer cosas que no son es para mí un buen ejemplo.

18. Mi deseo profundo de encubrir es muy sudamericano; es desesperante para una mente lógica pero a veces te lleva a la tierra Prometida.

19. Ya saben, trabajo con el modelo paternal y maternal.

20. De hecho es el tema hombre y mujer.

21. O el discurso.

22. Los directores de teatro aman las razones o los contenidos.

23. Yo me siento bien en el reino de la ilógica. Aunque parezca estúpido, todo cuadra para mí cuando se apodera la paradoja en la médula de la obra.

24. La religión judía me ha enseñado estructura dramática más que todos los manuales.

25. Ya saben, en las sinagogas chilenas, el rabino, que normalmente es argentino (mi hechizo por los rabinos argentinos es tema de una obra teatral completa que ya viene), rodeados de los improvisados “sabios” o religiosos comunes y silvestres del Shabbat, que le corrigen, le enmiendan, en un ambiente relajado, donde se entrecruzan diálogos religiosos, económicos, sexuales, este desorden (orden) a mí me enseñó estructura.

26. Luego, el rezo mántrico con un sonido profundo y cautivador.

27. Cuando converso con un director es un thriller.

28. Nunca sé verdaderamente lo que están pensando.

29. Soy un mentiroso profesional, pero los directores son unos estrategas consumados.

30. Mi debilidad son los actores. Soy sobre todo un actor frustrado.

31. Lo primero que hice profesionalmente a los 17 años fue actuar y dirigir una obra de Arrabal. De la dirección no guardo recuerdos entrañables, pero sí de actuar.

32. Un actor controla las risas y las lágrimas de su audiencia.

33. Es algo que intento hacer durante mi día.

34. A mí, lo que más me seduce, al igual que un actor, es hablar e instalar el misterio.

35. En mis clases o foros intento hacer algo de eso.

36. Allí hablo y propongo misterios.

37. Enigmas.

38. Este sistema intento ponerlo en mis obras.

39. Es difícil, escribir es menos glorioso que hablar.

40. Por eso me atraen los predicadores, sean políticos, sexólogos, economistas, taxistas, dentistas, carpinteros.

41. Chile está plagado de dramaturgos.

42. Abres la boca y el dentista hace un monólogo que te hace palidecer de envidia.

43. Tengo un dentista que combina la metafísica, la religión, la alta política, la receta culinaria de España, domina los temas de previsión social, ligeramente porno (aunque quizá sólo es pose), y además te permite cinco cheques a fecha.

44. Mi taxista habitual es un monologuista perverso.

45. En este país, que era país de poetas, ahora todos cuentan su drama, su comedia, y todos hablan, todos articulan sus historias, todos especulan con sus estructuras.

46. Por eso es tan difícil estrenar frente a una audiencia “que no le vienen con cuentos”.

47. Yo lancé este año la idea de jubilar.

48. No soy tan viejo, tengo 43 años, pero estoy en este negocio de la mentira desde los 5 años.

49. Para poder enfrentar a mi padre, mentía, con cierta elegancia y sentido de la temporalidad, es verdad, pero mentía de todas formas.

50. En el colegio, frente a mis profesores, trampeaba, pero siempre con palabras barrocas y desmedidas.

51. Siendo adolescente, a las mujeres las envolvía con historias de miles de significados, o como la Torá, historias que nunca significan completamente porque son todos los significados.

52. En la universidad, la mentira de alto octanaje, a mis profesores de filosofía.

53. A mi mujer le mentí, aunque ella es exigente, y por lo menos, quiere que sean “grandes mentiras”, bien construidas e hipnóticas.

54. Y después, para inventar esta carrera de dramaturgo falso.

55. En más de veinte obras, donde la mentira ha sido mi herramienta principal.

56. Mentir para decir verdades.

57. Debajo de las verdades, está el vacío.

58. Por eso ha llegado el momento de jubilar.

59. Y dejar de escribir y volver a hablar.

60. El teatro tiene una sola cosa buena: a nadie le importa si uno jubila. En el cine es más jodido, hay demasiado dinero e ilusiones.

61. Cada cierto tiempo amenazo a mi gremio con renunciar.

62. A nadie le importa.

63. En Chile, los directores no nos necesitan.

64. Por eso no puedo renunciar.

65. Colgar los computadores es una cosa que va en contra tuyo.

66. A mí lo que me interesa es la biografía y deformarla una y mil veces.

67. A algunos directores les interesa el poder.

68. A algunos dramaturgos la vanidad.

69. Un vanidoso es un niño malcriado y un poderoso es un adolescente furioso.

70. Los directores odian a los vanidosos porque les hacen competencia.

71. Los directores quieren influir en la historia política de sus países.

72. Los dramaturgos queremos portadas en los diarios y la revistas y que nuestras madres y esposas nos mimen.

73. Me importa un rábano la historia política si no es a través de la biografía.

74. El comentario político es pornográfico o no es.

75. Solo a través del ensimismamiento biográfico puedes lograr algo, enfocar tu vida desde miles de ángulos y manosear tu pasado con descaro.

76. Siempre tengo la sensación de ser demasiado ególatra, y que mi discurso es pequeño burgués y solo me interesa a mí. No puedo evitar.

77. Encuentro puros atributos en el narcisismo y amo mi biografía como si fuera el maná.

78. En el teatro la gente está muy sola, pero es banal. Esa banalidad no me parece deplorable, al contrario, es una tensión interesante: gente angustiada pero trivial.

79. El mundo que describo es ilustrado, o presuntamente ilustrado, y es donde están los hombres y las mujeres luchando por un poco de poder.

80. Me gusta el teatro que trampea su objetivo sagrado.

81. Los materiales dramatúrgicos que me interesan son innobles.

82. Por ejemplo, una obra de teatro que en el fondo es una novela.

83. Escribo falseando los datos básicos.

84. Escarbar por diferentes caminos me permite concentrarme.

85. Soy incapaz de concentrarme mucho rato en una sola cosa.

86. El desorden me ordena y me conduce por el camino correcto.

87. Vincular, la verdadera prueba de fuego de la narración consiste en vincular.

88. A partir de la fusión de dos contrarios, una obra de teatro.

89. Una obra de teatro: el reino de la contradicción.

90. Un método posible: la paradoja permanente.

91. Parto de la base que todo gran arte nace de una gran mentira. Toda escritura es un timo, un gran engaño.

92. La fuente principal, la infancia, pero deformada.

93. A partir de un momento, decidir falsear para poder decir la verdad.

94. Escribir para desmontar la biografía. Escribir para reorganizar el mapa biográfico.

95. Hablar de la sexualidad es hablar de política.

96. Hablar de la historia de amor y de poder de hombres y mujeres es hablar de América Latina.

97. Un tema por otro.

98. Escribir sin dirección, oscilante, aunque con sentido moral.

99. Fuente autobiográfica de primer rango.

100. Si partimos de la base de que la dramaturgia es biografía, entonces tenemos que elevar el rango de nuestra biografía.

101. Falsear la biografía para conectarse con nuestra época.

102. Tergiversar hábilmente la historia.

103. Escribir siempre con el sistema del enamoramiento narcisista de nuestra propia poética biográfica.

104. Los sudamericanos no hacemos las tareas para las cuales estamos encomendados.

105. Pero las cosas que descubrimos entre medio son las poderosas.

106. Una obra de teatro que parte con una misión y que a mitad de camino la pierde: Historia de América Latina.

107. Un continente sin dirección. Un teatro sin dirección: ésa es la riqueza.

108. A los sudamericanos nos encanta desviar la misión.

109. Desviar. Cambiar. Reemplazar. Aplazar. Fundir.

110. Escribir de frente a la biografía, y trascender.

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